Alessandro Baricco

“Baño de ola, lo llamaban los médicos. Había incluso un artefacto, en serio, una especia de litera patentada para entrar en el mar, servía para las damas, obviamente, señoras y señoritas, para protegerlas de miradas indiscretas. Ellas subían a la litera, cerrada en sus cuatro lados por cortinas de colores tenues –colores que no chillaran, digamos- y luego las llevaban al mar, unos metros adentro, y allí, con la litera a nivel del agua, ellas bajaban y tomaban su baño, como un medicamento, casi invisibles detrás de sus cortinas, cortinas al viento, literas como tabernáculos flotantes, cortinas como paramentos de una ceremonia inexplicablemente perdida en el agua, un espectáculo, viéndolo desde la playa. El baño de ola.
Solamente la ciencia puede ciertas cosas, esta es la verdad. Barrer siglos de asco e inventar aquel idilio que poco a poco se propaga por todas las playas del mundo.”